La doctora Karin Staab explica que tomar Sol en exceso puede producir daño en el cuerpo humano, específicamente el órgano expuesto, que es la piel.
La gente disfruta del sol. Algunos, incluso, lo han adorado. La luz solar es esencial para muchos seres vivos. Sin embargo, la luz del sol también tiene un lado peligroso. Puede dañar la piel e incluso los ojos. La buena noticia es que usted puede tomar algunas medidas relativamente simples para proteger su cuerpo contra el daño solar y así continuar disfrutando de los efectos saludables del sol.
Nuestros cuerpos fueron diseñados para aprovechar el sol. La luz solar ayuda a mantener nuestros patrones de sueño por buen camino para que podamos permanecer despiertos durante el día y dormir profundamente por la noche. Tomar muy poco sol, sobre todo en los meses de invierno, puede hacer que algunas personas se vuelvan propensas a una forma de depresión conocida como trastorno afectivo estacional. La luz solar también ayuda a que la piel produzca vitamina D, que es necesaria para la función normal de los huesos y la salud. Sin embargo, la luz del sol también puede causar daño.
Los rayos solares poseen varias longitudes de onda; las ondas UV son las peligrosas; las más cortas de éstas son las UVB que pueden producir quemaduras. Los rayos UVA penetran más profundamente y causan problemas de salud a nivel de las células.
El tiempo de exposición a la radiación solar en la vida es importante; la piel reduce su elasticidad, se engruesa y arruga. La piel se repara de este daño de manera natural con recambio y descamación de las capas más superficiales, sin embargo con la edad esta reparación ya no es tan efectiva y la piel se ve perjudicada en profundidad con lo que se desarrolla una alteración aún mayor en elasticidad, más arrugas y comienzan a aparecer signos de daño celular como las queratosis actínicas, cáncer, melanoma, etc.