La doctora Karin Staab explica que lo que parece ser bello (“bronceado fascinante”) puede ser muy dañino para la Salud.
A principios del siglo XX los baños de sol eran un tratamiento médico aplicable a muchas enfermedades debido a sus beneficios sobre la circulación y la producción de vitamina D, pero con el tiempo el bronceado se puso de moda y la exposición al sol dejó de tener control médico, lo que sumado a los cambios en la capa de ozono convirtieron aquella práctica saludable en una actividad riesgosa para la salud.
Los peligros del sol
La capa de ozono filtra los rayos de sol.
Una parte de los rayos solares que nos llegan es la luz visible, que no es dañina, pero hay otras radiaciones solares que son invisibles: las infrarrojas (IR) y las ultravioleta (UVA y UVB).
Los rayos IR no tienen poder de penetración, no hacen daños profundos, sólo causan un enrojecimiento de la piel, pero aceleran los efectos de los rayos UV que sí son nocivos porque por su poder de penetración ocasionan alteraciones del ADN (nivel genético en las células de la piel), pigmentación, envejecimiento prematuro, quemaduras, reacciones de toxicidad, sensibilización, alergia, trastornos oculares, debilitamiento del Sistema Inmune y cáncer de piel.
El bronceado
Muchas personas procuran broncearse para lucir un “buen color”, sin embargo, hacerlo sin tomar las debidas precauciones puede acarrear serios problemas para la salud.Tanto los rayos solares como las lámparas de rayos ultravioletas, camas solares y otros artefactos utilizados para broncearse pueden ser peligrosos.
El bronceado es en realidad un mecanismo de defensa natural, una manifestación de que hay una agresión y el organismo se está protegiendo. Después de 5-10 minutos de exposición al sol comienza el proceso de protección: aumenta el grosor de la capa más superficial de la piel, se activa un pigmento incoloro llamado melanina encargado de protegernos de los efectos nocivos de los rayos UV, la melanina al activarse se colorea, se distribuye para formar una capa protectora y también se produce más melanina de reserva.
El nivel de protección contra los rayos UV depende de la cantidad de melanina presente en la piel y de la edad, por eso las pieles claras y los niños, sobre todo los bebés, están más expuestos a quemaduras y daños por el sol.
Cuándo acudir al médico ante una quemadura solar
- Si hay fiebre, mareos, debilidad.
- Si se produjeron en zonas críticas: manos, pies, cabeza, cuello, ojos, periné, o en una región muy extensa.
- Si es menor de 14 años o mayor de 60.
- Si tiene una enfermedad crónica.
- Si está embarazada o dando el pecho.
- Si consume medicamentos que pueden ser fotosensibilizantes:
- antibióticos
- antimicóticos
- diuréticos
- anticonceptivos
- antidepresivos
- antipsicóticos
- tratamientos para manchas de la piel y para el vitiligo
Señales de cáncer de piel
Examine su piel regularmente. Observe cambios en el tamaño, forma, color o volumen de lunares, verrugas, manchas en la piel o marcas de nacimiento. Si nota algún cambio o tiene partes doloridas que no sanan, consulte a su médico lo antes posible.
- Observe alrededor de su nuca y su cuero cabelludo con la ayuda de un espejo.
- Examine su cuerpo en el espejo tanto de frente como de espalda y a ambos lados.
- Doble sus codos y observe debajo de sus brazos.
- Mire la parte posterior de sus piernas y sus pies.
Envejecimiento prematuro y otros daños a la piel
Otros trastornos de la piel relacionados con la radiación UV incluyen la queratosis actínica y el envejecimiento prematuro de la piel. Las queratosis actínicas son crecimientos de piel que ocurren en las áreas del cuerpo expuestas al sol. El rostro, las manos, los antebrazos y el escote son especialmente susceptibles a este tipo de lesión. Si bien la queratosis actínica es premaligna, es un factor de riesgo para el carcinoma de célula escamosa. Si descubre en su piel crecimientos elevados, rojizos y ásperos, consulte con un médico sin demora.
La exposición crónica al sol también causa envejecimiento prematuro, que con el tiempo puede hacer que la piel se vuelva gruesa, arrugada y curtida. Dado que esto ocurre gradualmente, a menudo manifestándose muchos años después de ocurrida la mayoría de la exposición de una persona al sol, el envejecimiento prematuro suele considerarse como inevitable o como una parte normal del envejecimiento. Sin embargo, hasta un 90 por ciento de los cambios en la piel comúnmente atribuidos al envejecimiento son causados por el sol. Con una protección adecuada contra la radiación UV, la mayor parte del envejecimiento prematuro de la piel puede evitarse.