Alta Frecuencia

La Dra Karin Staab trajo la Alta Frecuencia hace varios años y nos explica que las acciones curativas y sedantes de las corrientes de alta frecuencia son generalmente conocidas desde que se introdujo su empleo en la práctica médica.

La corriente alterna de alta tensión y de menor número de interrupciones (cerca de un millón por segundo), puede atravesar el cuerpo humano sin ningún peligro y sin los desagradables y dolorosos fenómenos irritativos que en músculo y en nervios se producían con el empleo de la electricidad en forma de corriente galvánica o farádica.

El campo de las indicaciones médicas de la corriente de alta frecuencia es muy extenso. Para el tratamiento del cuerpo humano se utilizan tanto las descargas en forma de chispa como las descargas en forma de haz (efluvios eléctricos) de electrodos llenos de gases. También se han obtenido resultados curativos sorprendentes valiéndose del efecto térmico en el interior del cuerpo, siguiendo el procedimiento de la diatermia, mediante la transformación de energía eléctrica en calor orgánico. La aplicación de corrientes de alta frecuencia es agradable y cómoda.

La Alta Frecuencia es generada por una reacción física desencadenada a partir de la exposición de un gas (Neón o Argón) a una corriente alterna de tensión muy elevada. Al tomar contacto con la piel, ejerce una acción hiperemiante sobre los tejidos superficiales. Esta reacciona con el oxígeno del ambiente produciendo ozono, el que también posee una acción terapéutica al ser un potente bactericida.

Acciones fisiológicas:

Las acciones de la corriente de alta frecuencia sobre el cuerpo humano, empleando electrodos de cristal llenos de gas, consisten, en primer lugar, en un enrojecimiento más o menos intenso (eritema), señal del aumento de la afluencia de sangre (hiperemia) en la piel y los tejidos, seguido de aumento de calor (hipertermia). Esto tiene por consecuencia el enriquecimiento del tejido en oxígeno, aumento de la nutrición de la piel, facilitando en seguida los intercambios, mejorando y recobrando el metabolismo. Por este modo se combaten eficazmente alteraciones y desequilibrios por envejecimiento prematuro de la piel y algunas infecciones y colonizaciones cutáneas por microorganismos. Además, las corrientes de alta frecuencia mitigan considerablemente los dolores, hacen que disminuya la picazón y obligan a las sensaciones nerviosas a retroceder desde la hipersensibilidad hasta su estado normal, nuevamente.

Empleando el electrodo de construcción especial como, por ejemplo, el de fulguración, el calor producido puede llegar a tal grado que la albúmina se coagula. Se producen, por lo tanto, lesiones anatómicas equivalentes a una destrucción celular (necrosis); de este modo, se pueden hacer desaparecer, sin grandes molestias, tejidos anormales superficiales como callos y verrugas, lesiones de acné y otras anomalías cutáneas. También, tiene numerosas aplicaciones el desprendimiento de ozono para la curación de infecciones de toda clase.

Además de estas acciones fisiológicas y anatómicas, cuya existencia objetiva es indudable, muchos investigadores han hallado, una acción sedante de la corriente sobre terminaciones nerviosas que puede conducir a una disminución de la sensibilidad cutánea (hipoestesia) e insensibilidad (anestesia), así como a una supresión de los dolores en la piel (analgesia).

Acciones de la Alta Frecuencia sobre la piel:

  • Hiperemiante (aumenta la circulación local al producir calor y vasodilatación)
  • Germicida y antiséptica (elimina muchísimos microorganismos que producen patología)
  • Disminuye la actividad de las toxinas bacterianas
  • Descongestiva
  • Aumenta la tasa metabólica local

Indicaciones:

  • Fotoenvejecimiento (arrugas, piel apergaminada, pérdida de humectación natural, déficit sanguíneo)
  • Acné
  • Tratamiento capilar (alopecía, caspa, seborrea)
  • Celulitis